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Estudios sobre la historia del movimiento comunista en España

Informe de Fernando Montoliú sobre los acontecimientos finales de la guerra civil, desde el golpe de Casado ( I )

Informe de Fernando Montoliú sobre los acontecimientos finales de la guerra civil, desde el golpe de Casado ( I )

“Vivíamos una serie de camaradas, todos ellos comisarios políticos, en una casa de los alrededores de Valencia. Los nombres de todos ellos no me vienen a la memoria pero todos estábamos afectados al Comisariado General cuyo cargo principal ocupaba Hernández.
Una mañana de buena hora al poner la radio para oír las informaciones, oímos la lectura del llamamiento de la junta de Casado en el que se hablaba del fin de la guerra y la paz honrosa. Todos los allí presentes fuimos sorprendidos ante tal acontecimiento y cosa natural empezaron los comentarios..
Acto seguido me dirigí a la casa que habitaba Hernández y allí en la cama se encontraba con la famosa Pili.
Le expliqué lo que acabábamos de oír quedando un poco perplejo. Se vistió y me invitó a seguirle. Montamos en su coche y nos dirigimos hacia otra tienda donde se encontraban los camaradas consejeros soviéticos. Después de las presentaciones me invitaron de nuevo a repetir lo oído por Radio y así lo hice de nuevo.

Un camarada, supongo el responsable de todos ellos, dijo: “Ahora comprendo por qué no tenemos contacto con nuestros camaradas en Madrid”. Ordenó de nuevo se tratara de tomar contacto y una de las personas allí presentes se desplazó a otra habitación volviendo unos minutos más tarde y dijo: “No responden”.
Esto terminó de confirmar que algo anormal sucedía y prácticamente aquello se transformó en una reunión.
Si mal no recuerdo Hernández habló de aplastar a la Junta sin embargo el tovarich con mucha calma planteó una serie de cuestiones y entre ellas que yo me acuerde eran aproximadamente estas:
...Veamos. ¿Qué fuerzas se han sublevado? ¿Con quién contamos? ¿Cómo se encuentran nuestros camaradas? ¿Qué posiciones ocupan? Estas y otras varias cuestiones fueron planteadas reposadamente y calmosamente. Su conclusión primera fue aproximadamente la siguiente: “¿Qué hace y qué posición toma el Gobierno legal ante tal situación?” Esta es una de las primeras cosas que debemos saber. ¿Qué actitud debe adoptar el Partido? Lo primero es concretar el estado real de cada una de las fuerzas en presencia. Hay que poner en conocimiento del Partido. Hay que conocer más detalles”.
Y con esta idea salimos de allí.

Acto seguido nos dirigimos al E.M. del Ejército donde había muy poco entusiasmo y caras muy largas. Hablamos con algunos oficiales entre los que encontramos jefes que querían resistir y otros que pensaban más e marchar que en otra cosa.
Decidimos visitar las unidades del frente de Levante (...) La de tanques que tenía buena moral y dispuesta al combate (recuerdo vagamente Sendín) (...) Al regresar al lugar donde se había establecido el Partido algunas de las carreteras estaban ocupadas por una brigada de carabineros afortunadamente indiferente a todo lo que sucedía. Cada uno de nosotros informamos del resultado de nuestra visita, moral de la tropa, disposición de los camaradas, etc. En cuanto a los camaradas del Partido coincidimos todos que en general sus unidades querían continuar la lucha. No me acuerdo en qué momento preciso apareció Larrañaga. Con todos los elementos que teníamos en mano volvimos a la casa de los tovarich a eso de las cinco de la tarde. Si mal no recuerdo ellos ya habían tenido contacto con Madrid y tenían una idea aproximadamente exacta de cómo se encontraba la situación.

Al entrar en la habitación el camarada responsable de los consejeros leía la historia del Partido, el resto rompía y quemaba papeles, otros preparaban maletas...
Volvimos a [informar del] estado del estado de nuestras fuerzas. El general volvió a preguntar: ¿Qué actitud es la del gobierno legal? Se discutió un buen rato [y] me acuerdo que dijo: “Hay que tomar contacto a todo precio con el gobierno”. Por intermediario de un subalterno se consiguió tomar contacto con Negrín y si mal no recuerdo con Uribe que se encontraban en un aeródromo preparados para salir de España.
De la conversación solo me acuerdo de esto aproximadamente:

Hernández: Señor Presidente ¿Qué hacemos?
Espere un momento que estamos discutiendo; por el momento, nada, dijo Negrín.
H: Bueno, es que aquí la situación la tenemos en la mano y si Usted lo ordena podemos aplastarlos.
El gobierno está reunido para ver que actitud se adopta, respondió Negrín.
De esto es todo lo que me acuerdo.

Terminada la conferencia telefónica Hernández sugirió la idea de “aplastarlos”.
El general que había cerrado el libro tardó en responder y después de reflexionar dijo aproximadamente estas palabras: “Hay que tratar de ver claro, Hernández” “La junta está constituida por todos los partidos y fuerzas que fueron nuestros aliados. El gobierno de Negrín no quiere luchar. El Partido se encuentra solo y aislado. En estas condiciones no podemos enviar nuestras fuerzas a la lucha. Luchar en dos frentes contra el franquismo y contra la junta constituida por los socialistas, anarquistas y republicanos es una tarea superior a nuestras fuerzas. En estas condiciones los sublevados apareceríamos nosotros ante los ojos del pueblo. A mi forma de ver lo que hay que hacer es tratar de llegar a un acuerdo con la Junta. Llegar con ellos a un compromiso. Intentar de salvar al Partido y al Ejército”.
Esto es mal reflejado lo que decía este tío y con estas ideas salimos de su casa no volviéndoles a ver más (al menos yo).

Volvimos a nuestra casa (del Partido) y poco a poco iban llegando más camaradas.
No puedo acordarme en qué momento preciso llegaron todos ellos sin embargo me acuerdo de algunos nombres con los cuales se formó un centro de decisión.
En un momento determinado nos encontrábamos los siguientes camaradas:
Togliatti, Checa, Larrañaga, Sosa, Montoliú, creo Navarro Ballesteros y claro también Hernández.
Este centro de decisión tuvo una reunión donde se acordó dirigir un llamamiento al país y estudió las medidas a adoptar con relación a la nueva situación.
Entre otras cosas, se acordó visitar al coronel Burillo que si mal no recuerdo había sido nombrado por la Junta comandante militar de la plaza de Valencia. Para esta visita se designó al camarada Checa al que acompañaba Montoliú a fin de llegar a un acuerdo con la Junta. Supongo que Checa habrá informado de esto al Partido ya que Burillo no quiso verme.

Al presentarnos y anunciarle la [presencia] de los miembros del Partido que le pedían una entrevista salió el capitán ayudante y dijo “que entre Checa, a Montoliú no quiero verle” (seguramente a causa de que un día, siendo organizador del partido en el Ejército de Extremadura [supe que] tenía una carta cerrada dirigida al general Queipo de Llano y que a su debido tiempo comuniqué al CC; supongo que él llegó a saberlo).
Al salir Checa me hizo saber la animadversión de Burillo hacia mí.
No puedo acordarme si fue antes o después de esta visita se tomó el acuerdo de tomar contacto con el C. Provincial del Partido en Madrid. En la reunión se acordó a propuesta de Larrañaga que en aquellas circunstancias el más indicado era el camarada Montoliú.

Acto seguido empezaron los preparativos para el viaje y la puesta en marcha. Así que salí para Madrid a una fecha y hora que no puedo determinar para tomar contacto con el Comité Provincial de Madrid.
El objetivo era informarme de cómo se encontraba la situación. La orientación con lo de llegar a un compromiso con la Junta a fin de tratar de salvar el Ejército y el Partido. Ver la posibilidad de una retirada organizada de todas las fuerzas antifranquistas. En una palabra, impedir que la junta se sirviera de entregar los comunistas a Franco en pago a su traición.

En paso hacia Madrid y no me acuerdo, supe que Miaja tenía establecido un estado mayor en la provincia de Cuenca. Al mismo tiempo supe que no lejos de allí Juanín con su división estaban estacionados.
En aquellos momentos y no puedo acordarme de cómo fue, apareció un camarada comandante que creo se llama Carro que me acompañó durante algún tiempo y que luego perdí de vista sin acordarme dónde.
Decidí visitar a [Juanín] a quien me parece que no conocía pero que me recibió bastante bien al identificarme.
Su división estaba impregnada de buena moral y en buen estado de organización. Le refiero a Juanín la situación y cómo el Partido luchaba para encontrarle una salida y con él se determinó lo primero que había que hacer en aquel momento preciso.
Se acordó tomar contacto con el general Miaja. Puso manos a la obra Juanín, cogió el teléfono y llamó al EM pidiendo hablara con el general. Cuando este se puso al teléfono Juanín le dijo que un miembro de la dirección del Partido deseaba verle. Miaja respondió que no podía recibirle. Después de insistirle varias veces, habiéndole dicho que tenía proposiciones importantes a hacerle, que eran cosas que interesaban a todo el ejército y al pueblo, Miaja aceptó de recibir la delegación del Partido. Carro me acompañó.

Pero antes de ponernos en camino se estableció por teléfono el diálogo siguiente (aproximadamente) entre Juanín y el general Miaja:
Juanín: Mi general, aquí hay un miembro de la dirección del Partido que desea verle.
Miaja: Yo no puedo recibirle.
Juanin: Son cosas que nos afectan a todos, al Ejército y al pueblo, y Usía debe recibirle.
Miaja: Bueno, que venga.
Juanín: Mi general, ¿qué garantías me da Usía que no se le detiene?
Miaja: Mi palabra de general.
J: Espere un momento mi general.
J. se dirige a mí y me pregunta cuánto tiempo necesito para discutir con Miaja.
M: Eso no se puede precisar exactamente, todo depende del curso que tome la discusión.
Pongamos 15 minutos ir, 15 minutos volver y media hora para discutir. Digamos una hora.
Juanín: Al general que esperaba al teléfono. Mi general, una hora es suficiente al camarada. Fijamos u plazo a una hora.
Miaja: Se acuerda por una hora.
Juanín: Mi general, Usía sabe bien que yo soy miembro del Partido Comunista y que me debo a él y de acuerdo con la dirección de mi partido si el camarada no está de vuelta dentro de una hora me veré obligado de avanzar con mi división y si hay lugar, tomar el EM al asalto.
Miaja: Vuelvo a repetirle que doy mi palabra de general.
Juanín: Bueno mi general, es tal hora (no puedo precisar la hora exacta) y si a tal hora no ha vuelto este de regreso cumpliré con mi deber de comunista pasando al ataque (el plan fue determinado de común acuerdo con Juanín).

Al relatar este episodio varios años más tarde no puedo impedirme de secarme las lágrimas que me vienen a los ojos.
Acompañado del camarada Carro nos pusimos en marcha hacia el EM del general Miaja.
Al llegar a la puerta de la finca que ocupaba el general un oficial de su EM nos esperaba.
Acto seguido nos introdujo sin pérdida de tiempo a una gran sala donde rodeando a Miaja había más oficiales y un hombre de civil que resultó ser González Marín de la CNT.
Me presenté como un representante de la dirección del Partido Comunista y sin darme lugar a exponer el objeto de la visita me cortaron la palabra, tanto Miaja como González Marín diciéndome que el Partido Comunista no existía y que los dirigentes habían huido al extranjero (noticia dada por la radio). Aquellas palabras tuvieron en mí el efecto de una puñalada y al mismo tiempo tuvieron en mí el efecto de un resorte que puso en movimiento todo mi cuerpo, y mi reacción fue en proporción a mi indignación.
La discusión tomó aproximadamente esta forma (Carro es posible que se acuerde mejor que yo):

Nosotros: Esa es una de tantas infamias lanzadas contra el Partido Comunista. El Buró Político no ha huido ni huye ante el enemigo. El BP se encuentra en estos momentos frente a vosotros.
La discusión fue tomando de más en más un carácter acalorado principalmente con González Marín que llevaba la voz cantante.
Intervino de nuevo Miaja para negar una vez más la existencia del Partido citando los nombres de los camaradas dirigentes que habían “huido” al extranjero. En el acaloramiento de la discusión y en defensa del honor revolucionarios del Partido me vinieron a la cabeza unas ideas que no se si las había leído en algún texto nuestro o nacieron, en ese momento esencial, en mi cabeza.
Nosotros: (...) Podéis detener al BP, a Pasionaria y a los demás camaradas para entregarlos atados de pies y manos al fascismo. Esa es la moneda que exige el fascismo para llegar a la “paz honrosa”.
Según vosotros que el PC tiene la respuesta que corresponde a cada situación y si bien es cierto que el BP ha estimado necesario tener que partir de España una parte de la dirección que [nombra] el Partido continua [a existir] y en estos momentos me cabe el honor de hablarles en nombre del Buró Político del Partido Comunista (en realidad nadie me había atribuido tal “honor”, sino que yo mismo me lo atribuí porque estimé que las circunstancias frente al enemigo me dictaban de hacerlo).
Todo esto en términos acalorados y por momentos muy violentos principalmente con González Marín (a quien nos conocíamos de la CNT). Me es imposible poderme acordar de todo lo que se discutió, no obstante puedo precisar que en un momento determinado y señalándole con el dedo a González Marín le acusé ante todo el mundo de traición y le dije aproximadamente estas palabras:
“Este es el papel que te mandan jugar los ingleses”. Lo que valió la intervención de Miaja que dijo: “Así es, los que mandan son los ingleses”.
La discusión se hacía interminable y en el acaloramiento por nuestra parte se empleó un lenguaje duro.
Sostenían que la “paz honrosa” era un bien para el fin de la guerra y que el franquismo respetaría los acuerdos.
El Partido mantenía la necesidad de terminar juntos la guerra. Juntos hemos empezado y juntos debemos terminar.
“Hay que pensar en la suerte de soldados que están peleando desde el primer día por la defensa de la República y que no se les puede entregar indefensos al franquismo”.
Con aquella junta entregada a la traición no se podía llegar a un acuerdo. “Habían roto la unidad antifranquista y se deslizaron completamente por el camino de la capitulación. Ante esta discusión sin salida un hombre que había permanecido a pie firme miraba de tiempo a tiempo el reloj. Era un coronel jefe de EM de Miaja. Como esto era el síntoma de [enervamiento] esto me hizo pensar en la orden que le había dado a Juanín.

Hice saber que necesitaba un salvoconducto para poderme desplazar hasta Madrid.
González Marín era completamente opuesto a que me fuese dado, por el contrario comprendí que ene aquella hora patética Miaja comenzaba a vacilar.
Miré el reloj y vi que la hora de tomar una decisión había llegado. Hubo un momento de silencio que aproveché para recordarles que la división de Juanín estaba preparada para intervenir.
Me levanté y creo que sus palabras fueron aproximadamente estas:
¡La hora ha llegado!
El coronel que siempre había permanecido de pie tomó la palabra y mirando una vez más el reloj dijo: “Mi general, ¿qué hacemos?”.
Miaja respondió: “Que se le haga un salvoconducto”.
El coronel se dirigió a una máquina de escribir que allí mismo había y escribió aproximadamente lo que sigue:

“Autorizo al señor Montoliú para que pueda desplazarse libremente por todo el territorio de nuestro mando y ordeno a las fuerzas a mis órdenes se den las facilidades necesarias en el cumplimiento de la importante misión de paz”.

Este documento fue redactado por el coronel en persona sin tomar consejo de nadie. Se lo pasó al general Miaja quien lo leyó y sin dárselo a leer a nadie más, lo firmó y me lo entregó.

Salimos del EM y aquí y en honor a la verdad quiero decir lo siguiente, reflejo del estado de ánimo en aquellos momentos. (No se por qué de todo aquello una idea fija me venía a la cabeza y no podía deshacerme de ella. A pesar de mis esfuerzos no podía deshacerme de ella y no me avergüenzo de decir que durante algunos momentos pesaba en mí más que todo lo que sucedía. Pensando en (…) todo lo discutido me embargaba una serie de temores: “¿Pero qué idea la mía de atribuirme esa responsabilidad? ¿Quién me mandaría meterme en camisas de once varas? ¿Qué dirán los camaradas cuando les diga lo que dije? ¿Será justo? ¿Será injusto?” (…) “Tiene que ser justo. Ante el enemigo un comunista no puede reaccionar de otra manera”. (…) Unas veces contento y otras veces temeroso y avergonzado me invadió una especie de obsesión que me absorbía una gran parte de mis pensamientos y que dada la gravedad de la situación y la importancia de las tareas a realizar me dio ánimos para continuar y poderlas [alcanzar] (…) hasta que explicando en Valencia a los camaradas lo que me había visto obligado a hacer Togliatti y Checa aprobaron. Esto me tranquilizó).

Con el salvoconducto de Miaja y acompañado de Carro volvimos al puesto de mando de Juanín. Y en el camino de regreso encontramos unidades del ejército que avanzaban lentamente hacia el EM del general Miaja. Eran las fuerzas de Juanín.
Al encontrarnos de nuevo Juanín me dijo: “Camarada, cumpliendo las instrucciones del Partido y viendo que el tiempo pasaba he ordenado el despliegue de las fuerzas para cumplir con mi misión de comunista”.
No se lo que ha sido de este camarada, pero en honor de la verdad debo decir que en él encontré uno de los casos de mayor firmeza, disciplina y lealtad al Partido en aquellos momentos.
Juanín ordeno el repliegue de las unidades que estaban avanzando.
Nos despedimos y con Carro proseguimos nuestro viaje hacia Madrid.

Manifiesto del Frente Popular (Enero, 1936)

Manifiesto del Frente Popular (Enero, 1936)

"Los partidos republicanos Izquierda Republicana, Unión Republicana y el Partido Socialista, en representación del mismo y de la Unión General de Trabajadores; Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, Partido Sindicalista, Partido Obrero de Unificación Marxista, sin perjuicio de dejar a salvo los postulados de sus doctrinas, han llegado a comprometer un plan político común que sirva de fundamento y cartel a la coalición de sus respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral y de norma de gobierno que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo de las fuerzas obreras, en el caso de victoria. Declaran ante la opinión pública las bases y los límites de su coincidencia política, y además la ofrecen a la consideración de las restantes organizaciones republicanas y obreras por si estiman conveniente a los intereses nacionales de la República venir a integrar en tales condiciones el bloque de izquierda que debe luchar frente a la reacción en las elecciones generales de diputados a Cortes.

I. Como suplemento indispensable de la paz pública, los partidos coaligados se comprometen:

1° A conceder por ley una amplia amnistía de los delitos político-sociales cometidos posteriormente a noviembre de 1933, aunque no hubieran sido considerados como tales por los Tribunales. Alcanzará también a aquellos de igual carácter no comprendidos en la ley de 24 de abril de 1934. Se revisarán, con arreglo a la ley, las sentencias pronunciadas en aplicación indebida de la de Vagos, por motivos de carácter político; hasta tanto que se habiliten las instituciones que en dicha ley se prescriben, se restringirá la aplicación de las mismas y se impedirá que en lo sucesivo se utilice para perseguir ideas o actuaciones políticas.

2º Los funcionarios y empleados públicos que hayan sido objeto de suspensión, traslado o separación, acordada sin garantía de expediente o por motivos de persecución política, serán repuestos en sus destinos. El Gobierno tomará las medidas necesarias para que sean readmitidos en sus respectivos puestos los obreros que hubiesen sido despedidos, por sus ideas o con motivo de huelgas políticas, en todas las Corporaciones públicas, en las Empresas gestoras de servicios públicos y en todas aquellas en las que el Estado tenga vínculo directo. Por lo que se refiere a las Empresas de carácter privado, el Ministerio de Trabajo adoptará las disposiciones conducentes a la discriminación de todos los casos de despido que hubieran sido fundados en un motivo político-social, y que serán sometidos a los Jurados mixtos para que éstos amparen en su derecho, con arreglo a la legislación anterior a noviembre de 1933, a quienes hubieran sido indebidamente eliminados.

3° Se promulgará una ley concediendo a las familias de las víctimas producidas por hechos revolucionarios o por actos ilegales de la autoridad y la fuerza pública en la represión, la adecuada reparación del daño inferido a las personas.

II. En defensa de la libertad y de la justicia, como misión esencial del Estado republicano y de su régimen constitucional, los partidos coaligados:

1º Restablecerán el imperio de la Constitución. Serán reclama das las transgresiones cometidas contra la ley fundamental. Y la ley 0rganica del Tribunal de Garantías habrá de ser objeto de reforma, a fin de impedir que la defensa de la Constitución resulte encomendada a conciencias formadas en una convicción o en un interés contrarios a la salud del régimen.

2° Se procederá a dictar las leyes orgánicas prometidas por la Constitución, que son necesarias para su normal funcionamiento, y especialmente las leyes Provincial y Municipal, que deberán inspirarse en el respeto más riguroso a los principios declarados aquélla. Se procederá por las Cortes a la reforma de su reglamento, modificando la estructura y funciones de las Comisiones parlamentarias, a cuyo cargo correrá, con el auxilio de los Organismos técnicos a ellas incorporados, el trámite formativo de las leyes.

3° Se declara en todo su vigor el principio de autoridad; pero se compromete su ejercicio sin mengua de las razones de libertad y justicia. Se revisará la ley de Orden Público, para que, sin perder nada de su eficacia defensiva, garantice mejor al ciudadano contra la arbitrariedad del Poder, adoptándose también las medidas necesarias para evitar las prórrogas abusivas de los estados de excepción.

4° Se organizará una justicia libre de los viejos motivos de jerarquía social, privilegio económico y posición política. La justicia, una vez reorganizada, será dotada de las condiciones de independencia que promete la Constitución. Se simplificarán los procedimientos en lo civil; se imprimirá mayor rapidez al recurso ante los Tribunales contencioso-administrativos, ampliando su competencia, y se rodeará de mayores garantías al inculpado en lo criminal. Se limitarán los fueros especiales, singularmente el castrense a los delitos netamente militares. Y se humanizará el régimen de prisiones, aboliendo malos tratos e incomunicaciones no decretadas judicialmente.

5° Los casos de violencia de los agentes de la fuerza pública, acaecidos bajo el mando de los Gobiernos reaccionarios, aconsejan llevar a cabo la investigación de responsabilidades concretas hasta el esclarecimiento de la culpa individual y su castigo. Se procederá a encuadrar las funciones de cada instituto dentro de los fines de su respectivo reglamento; serán seleccionados sus mandos y se sancionará con la separación del servicio a todo agente que haya incurrido en malos tratos o parcialidad política. El Cuerpo de Vigilancia se reorganizará con funcionarios aptos y de cumplida lealtad al régimen.

6° Se revisarán las normas de disciplina de los funcionarios, estableciendo sanciones graves para toda negligencia o abuso en favor de intereses políticos o en daño del Tesoro público.

III. Los republicanos no aceptan el principio de la nacionalización de la tierra y su entrega gratuita a los campesinos, solicitada por los delegados del partido socialista. Consideran convenientes las siguientes medidas, que proponen la redención del campesino y del cultivador medio y pequeño, no sólo por ser obra de la justicia, sino porque constituye la base más firme de reconstrucción económica nacional:

1ª Como medidas de auxilio al cultivador directo: Rebaja de impuestos y tributos. Represión especial de la usura. Disminución de rentas abusivas. Intensificación del crédito agrícola. Revalorización de los productos de la tierra, especialmente del trigo y demás cereales, adoptando medidas para la eliminación del intermediario y para evitar la confabulación de los harineros. Estímulo del comercio de exportación de productos agrícolas.

2ª Como medidas para mejorar las condiciones de la producción agrícola: Se organizarán enseñanzas agrícolas y se facilitarán auxilios técnicos por el Estado. Se trazarán planes de sustitución de cultivos e implantación de otros nuevos, con la ayuda técnica y económica de la Administración pública. Fomento de los pastos, ganadería y repoblación forestal. Obras hidráulicas y obras de puesta de riego y transformación de terrenos para regadío. Caminos y construcciones rurales.

3ª Como medidas para la reforma de la propiedad de la tierra: Derogarán inmediatamente la vigente ley de Arrendamientos. Revisarán los desahucios practicados. Consolidarán en la propiedad, previa liquidación, a los arrendatarios antiguos y pequeños. Dictarán nueva ley de Arrendamientos que asegure: la estabilidad en la tierra; la modicidad en la renta, susceptible de revisión; la prohibición del subarriendo y sus formas encubiertas; la indemnización de mejoras útiles y necesarias llevadas a cabo por el arrendatario, haciéndose efectiva antes de que el cultivador abandone el predio, y el acceso a la propiedad de la tierra que se viniera cultivando durante cierto tiempo. Estipularan las formas de cooperación y fomentarán las explotaciones colectivas. Llevaran a cabo una política de asentamiento de familias campesina», dotándolas de los auxilios técnicos y financieros precisos. Dictarán normas para el rescate de bienes comunales. Derogarán la ley que acordó la devolución y el pago de las fincas a la nobleza.

IV. Nuestra industria no se podrá levantar de la depresión en que se encuentra si no se procede a ordenar todo el complejo sistema de protecciones que el Estado dispensa según criterio estricto con coordinada subordinación al interés general de la economía. En su consecuencia, procede:

1° Dictar una ley o sistema de leyes que fijen las bases de la protección a la industria, comprendiendo las arancelarias, exenciones fiscales, métodos de coordinación, regulación de mercados y demás medios de auxilio que el Estado conceda a interés de la producción nacional. Promover el saneamiento financiero de las industrias, a fin de aligerar cargas de especulación que, gravando su rentabilidad, entorpecen su desenvolvimiento.

2° Crear instituciones de investigación económica y técnica, donde pueda el Estado adquirir elementos para su dirección política y también los empresarios para mejor regir sus iniciativas.

3° Adoptar aquellas medidas necesarias de especial protección a la pequeña industria y al pequeño comercio.

4° Levantar la actividad de nuestras industrias fundamentales, mediante un plan de obras públicas a que luego se alude, urbanizaciones y saneamiento de la población rural, en el que se calcularán de antemano los materiales que se han de consumir y sus precios, a fin de asegurar la rentabilidad de estas obras.

V. Los republicanos consideran la obra pública no sólo como modo de realizar los servicios habituales del Estado o como mero método circunstancial e imperfecto de atender al paro, sino como medio potente para encauzar el ahorro hacia las más poderosas fuentes de riqueza y progreso, desatendidas por la iniciativa de los empresarios:

1ª Se llevarán a cabo grandes planes de construcciones de viviendas urbanas y rurales, servicios cooperativos y comunales, puertos, vías de comunicación, obras de riego e implantación de regadíos y transformación de terrenos.

2º Para llevarlas a cabo se procederá a una ordenación legislativa y administrativa que garantice la utilidad de la obra, su buena administración y la contribución a la misma de los intereses privados directamente favorecidos. Los republicanos no aceptan el subsidio de paro solicitado por la representación obrera. Entienden que las medidas de política agraria, las que se han de llevar a cabo en el ramo de la industria, las obras públicas y, en suma, todo el plan de reconstrucción nacional, han de cumplir no sólo su finalidad propia, sino también el cometido esencial de absorber paro.

VI. La Hacienda y la Banca tienen que estar al servicio del empeño de reconstrucción nacional, sin desconocer que fuerzas tan sutiles como la del crédito no se pueden forzar por métodos de coacción ni estimular fuera del campo seguro de aplicaciones provechosas y empleo remunerador. No aceptan los partidos republicanos las medidas de nacionalización de la Banca propuesta por los partidos obreros; conocen, sin embargo, que nuestro sistema bancario requiere ciertos perfeccionamientos, si ha de cumplir la misión que le está encomendada en la reconstrucción económica de España. Como mera enumeración ejemplar, señalamos las siguientes medidas:

1ª Dirigir el Banco de España de modo que cumpla su función de regular el crédito, conforme exija el interés de nuestra economía, perdiendo su carácter de concurrente de los Bancos y liquidando sus inmovilizaciones.

2ª Someter a la Banca privada a reglas de ordenación que favorezcan sus líquidos, sobre los principios clásicos que ha puesto de nuevo en relieve la experiencia de las últimas crisis, a fin de afirmar la garantía de los depositantes y el servicio de las necesidades financieras de la política de reconstrucción económica que aquí se promete.

3ª Mejorar el funcionamiento de las Cajas de Ahorro, para que cumplan su papel en la creación de capitales, dictando también aquellas medidas necesarias para proteger el ahorro privado y de responsabilidad de los promotores y gestores de toda clase de Compañías. Respecto a la Hacienda, se comprometen a llevar a cabo una reforma fiscal dirigida a la mayor flexibilidad de los tributos y a la más equitativa distribución de las cargas públicas, sin acudir al crédito público para finalidades de consumo.

1° Se revisará a fondo la tributación directa, detenida en su desarrollo normal, reorganizándola sobre bases progresivas.

2° Se reformará la tributación indirecta buscando la coordinación del gasto privado con el gravamen del consumo. 3° Se perfeccionará la Administración fiscal, para que sirva de instrumento eficaz a la nueva política tributaria.

VII. La República que conciben los partidos republicanos no es una República dirigida por motivos sociales o económicos de clase, sino un régimen de libertad democrática, impulsado por razones de interés público y progreso social. Pero precisamente por esa definida razón, la política republicana tiene el deber de elevar las condiciones morales y materiales de los trabajadores hasta el límite máximo que permita el interés general de la producción, sin reparar, fuera de este tope, en cuantos sacrificios hayan de imponerse a todos los privilegios sociales y económicos. No aceptan los partidos republicanos el control obrero solicitado por la representación del partido socialista. Convienen en:

1° Restablecer la legislación social en la pureza de sus principios, para lo cual dictarán las disposiciones necesarias para dejar sin efecto aquellas que desvirtúen su recto sentido de justicia, revisando las sanciones establecidas a fin de asegurar el más leal cumplimiento de las leyes sociales.

2° Reorganizar la jurisdicción de trabajo en condiciones de independencia, a fin no sólo de que las partes interesadas adquieran conciencia de la imparcialidad de sus resoluciones, sino también para que en ningún caso los motivos de interés general de la producción queden sin la valoración debida.

3° Rectificar el proceso de derrumbamiento de los salarios del campo, verdaderos salarios de hambre, fijando salarios mínimos, a fin de asegurar a todo trabajador una existencia digna, y creando el delito de envilecimiento del salario, perseguible de oficio ante los Tribunales. Aunque la política de reconstrucción económica debe conducir a la absorción del paro, es menester, además, organizar, administrativa y técnicamente, la lucha, estableciendo los servicios que sean necesarios de estadística, clasificación, oficinas de colocación y Bolsas de Trabajo, preocupándose de modo especial del paro en la juventud, y sin olvidar tampoco las instituciones de previsión y seguro que, prometidas por la Constitución, deben disponerse a ensayo sobre bases de tipo social. Los republicanos han de dedicar a la asistencia pública, beneficencia y sanidad la atención que merecen en todo pueblo civilizado, sin regatear sacrificios. Unificarán, bajo la dirección del Estado, las diversas instituciones de fundación privada, totalizando sus recursos, sin perjuicio del respeto a la voluntad del finado.

VIII. La República tiene que considerar la enseñanza como atributo indeclinable del Estado, en el superior empeño de conseguir en la suma de sus ciudadanos el mayor grado de conocimiento y, por consiguiente, el más amplio nivel moral por encima de razones confesionales y de clase social.

1° Impulsarán, con el ritmo de los primeros años de la República, la creación de escuelas de primera enseñanza, estableciendo cantinas, roperos, colonias escolares y demás instituciones complementarias. Se ha de someter a la enseñanza privada a vigilancia, en interés de la cultura, análoga a la que se ejercite cerca de las escuelas públicas.

2° Crearán las enseñanzas medias y profesionales que sean necesarias para dar instrucción a todos los ciudadanos en condición de recibir la de estos grados.

3º Concentrarán las enseñanzas universitarias y superiores para que puedan ser debidamente servidas.

4° Pondrán en ejecución los métodos necesarios para asegurar el acceso a la enseñanza media y superior a la juventud obrera y, en general, a los estudiantes seleccionados por su capacidad. Los partidos coligados repondrán en su vigor la legislación autonómica votada por las Cortes constituyentes y desarrollarán los principios autonómicos consignados en la Constitución. Se orientará la política internacional en un sentido de adhesión a los principios y métodos de la Sociedad de Naciones.

Por Izquierda Republicana: Amos Salvador. Por Unión Republicana: Bernardo Giner de los Ríos. Por el Partido Socialista Obrero: Juan Simeón Vidarte y Manuel Cordero. Por la Unión General de Trabajadores, Francisco Largo Caballero. Por la Federación Nacional de Juventudes Socialistas, José Cazorla. Por el Partido Comunista, Vicente Uribe. Por el Partido Sindicalista, Ángel Pestaña. Por el Partido Obrero de Unificación Marxista, Juan Andrade."

Octubre de 1934

Para el revisionismo historiográfico, Octubre del 34 discurre sobre las pautas de un modelo de asalto revolucionario al poder tomadas del referente bolchevique de 1917 y es frecuentemente invocado como precedente justificador de la sublevación militar del 36, considerada como una suerte de “pronunciamiento preventivo”. Conspiración, planificación meticulosa, acopio de armas, formación de unidades paramilitares... conforman, en el imaginario revisionista, los ingredientes de un proyecto de sovietización que no solo deslegitimaría a la izquierda, sino al propio sistema republicano que hasta entonces esa misma izquierda había contribuido a implantar y sostener, y que posteriormente diría defender de nuevo frente al levantamiento faccioso.

Un análisis riguroso de la actuación del PSOE y de Largo Caballero durante los meses que van de noviembre del 33 (triunfo electoral de la CEDA y los radicales) y octubre del 34 arroja una imagen que poco corresponde con la del partido bolchevique preparando el asalto al Palacio de Invierno y la de Lenin en la estación de Finlandia...

En primer lugar, la curiosa estrategia de anunciar públicamente plazo al estallido de la "revolución" (la entrada de ministros de la CEDA en el gabinete Lerroux) no podía por menos que tener dos consecuencias contraproducentes para cualquier intento revolucionario: dejar la iniciativa al contrario y renunciar a la sorpresa. Una revolución no es un partido de tenis, donde se le cede la elección de campo y el saque al contrario, ni un paro laboral con preaviso. La raíz del problema es que Largo y el PSOE nunca creyeron de veras que Alcalá Zamora fuera a ceder a las presiones de la CEDA, bastando que los socialistas advirtieran de las funestas consecuencias que ello podría tener para que el cumplimiento de la amenaza revolucionaria fuera innecesario.

En segundo lugar, el presunto "aparato militar" puesto en pie para la revolución era en realidad un ejército de papel toscamente armado con pistolas de contrabando que confiaba en la entrega de las armas que hicieran los soldados afines al sublevar sus cuarteles. Largo instó la formación de un "ejército revolucionario" basado en una estructura decimal (10 milicianos= 1 escuadra; 10 escuadras= 1 compañía; cada escuadra distribuida en cada uno de los 10 distritos en que se dividiría cada ciudad)cuyos integrantes acudirían el día señalado a la puerta de los cuarteles para recibir las armas de los soldados "hijos del pueblo". Al llegar tal día, las escuadras de Largo eran, en su mayoría,solo fichas de papel con filiaciones de militantes, diligentemente rellenadas por las agrupaciones locales, y los pocos de sus integrantes que acudieron a los cuarteles se encontraron no con los restos hambrientos y derrotados del ejército zarista de 1917, sino con reclutas que iban a actuar como funcionarios uniformados para cubrir las vacantes de los servicios públicos militarizados. El resultado fue el imaginable.

En tercer lugar, y seguro el más determinante, el PSOE se había consagrado tanto a reservar sus energías para el "gran día" -que confiaba no tuviera que llegar nunca- que se desvinculó de los movimientos de masas que hubieran proporcionado un sustrato verdaderamente revolucionario a su movimiento. La primavera y el verano de 1934 fueron testigos del auge de procesos huelguísticos masivos (del ramo de la construcción, huelga local en Zaragoza) que alcanzaron su cénit en la huelga general de campesinos del mes de junio. La Federación de Trabajadores de la Tierra de la UGT pidió la convocatoria de una huelga general de solidaridad, que se justificaba en el rumbo reaccionario adoptado por el gobierno radical en cuanto a la paralización de la reforma agraria y la suspensión de leyes sociales del primer bienio (de Términos Municipales, de salario mínimo y jornada máxima, del propio derecho a la huelga...) Largo se negó, y la huelga se saldó con la derrota de los campesinos y, lo que resultó mucho más grave, con cerca de 10.000 detenidos, cientos de jornaleros deportados a otras provincias, 200 ayuntamientos socialistas destituidos, sus correspondientes Casas del Pueblo cerradas y desmanteladas las agrupaciones de los sindicatos en la mayoría de las provincias del centro y el sur. Dos nuevas graves consecuencias para el futuro movimiento : La expectativa de revolución quedaba desvinculada de los intereses obreros reales, ligándose a posibles variaciones en el juego de mayorías gubernamentales que poco importaban a los sectores apolíticos integrados, por ejemplo, en el anarcosindicalismo; e inutilización de una parte sustancial del aparato sindical y partidario necesario para dar cobertura a un intento de asalto al poder tan serio como el que implica una revolución.

Otro tanto ocurrió respecto al descontento extendido en los municipios vascos y en la Generalitat de Cataluña debido a la intrusión central en sus competencias forales y autonómicas. El juramento de "pureza ideológica de clase" realizado por los socialistas al abandonar el pacto con los republicanos burgueses privó a los primeros de liderar el movimiento de oposición territorial contra la reacción centralista. Incapaz de imprimir una dirección conjunta a los dos conflictos de base -el del proletariado agrícola y el de la pequeña burguesía nacionalista, cuyas reivindicaciones se ventilaban en la verdadera partida donde se estaba jugando una probable transformación en la naturaleza del régimen- que podrían haber dotado de un potencial revolucionario a su movimiento, Largo Caballero estaba destinado al fracaso cuando llegó, por fin, la ocasión de declarar una revolución en la que no creía. Quien mejor resume el balance, a mi juicio, es Santos Juliá: "Una revolución a fecha fija, pendiente de una provocación que el adversario podía administrar a su gusto y desligada de la anterior movilización obrera y campesina, basada en una deplorable organización armada, sin objetivos políticos precisos, con la abstención de un numeroso sector de la clase obrera sindicalmente organizada, proyectada como mezcla de conspiración de militares presuntamente adictos y de huelga general del gran día, frente a un Estado que mantenía intacta su capacidad de respuesta, no tenía ninguna posibilidad de triunfar. Así lo pensaban también sus propios dirigentes, que en medio del desconcierto general que siguió a su decisión no fueron siqiera capaces de ordenar una digna retirada. Largo Caballero encerrándose en casa, como en otras ocasiones en que se habían declarado o se pensaban declarar huelgas generales a esperar tranquilamente la llegada de la policía, "porque no tenía nada que ver con lo que pudiera ocurrir" y "no quería ponerse en contacto con nadie, absolutamente con nadie" es la imagen elocuente de un Lenin español excesivamente casero para dirigir una revolución".

Fragmentos de las memorias de Vicente Uribe: el PCE y las Juventudes Comunistas en Vizcaya en los años 20 (IV)

Fragmentos de las memorias de Vicente Uribe: el PCE y las Juventudes Comunistas en Vizcaya en los años 20 (IV)

(En aquella época la oposición a la guerra de Marruecos era general, pero salvo el PCE el resto de partidos apenas llevaba a acabo alguna acción práctica contra ella). Una característica de aquel periodo entre la juventud era la tendencia a no ir al servicio militar, la guerra y la negra perspectiva de 3 años de servicio en filas inducían a muchos a marcharse fuera de España para rehuir el servicio. Los casos de prófugos eran más densos después del sorteo entre los que por el mismo habían sido designados para las guarniciones de África. Entre ellos había también muchos jóvenes comunistas y simpatizantes. [A Uribe le destinaron al regimiento Garellano donde] un rasgo característico era el elevado porcentaje de soldados cuotas, (…) unos por cinco meses y otros por diez meses, escalonados en los tres años de servicio. Unos y otros tenían este servicio reducido y estaban excluidos en el régimen general de ir a África mediante una aportación monetaria. Pero la guerra les perjudicaba enormemente, pues no obstante pagar una seria cantidad de dinero, tenían que ir también a África, aunque su estancia en Marruecos era más corta que la de otros soldados. [Sigue el relato de varias acciones de protesta interna de los soldados contra la guerra].
(…) Durante la Dictadura de Berenguer [se publicó] un artículo de Hernández, miembro de hecho de la dirección del Partido, en relación con el movimiento contra la Monarquía y a favor de la República, que ya había empezado a tomar cuerpo en España. Si mal no recuerdo, el contenido de dicho artículo hablaba más o menos de que la República, como iba a ser burguesa, era asunto de la burguesía y por lo tanto que la clase obrera no tenía nada que ver con su advenimiento, según se razonaba en el citado artículo publicado en el órgano oficial del Partido entonces.
[Praga, 20 de octubre de 1959].
[Con la proclamación de la República, el PCE volvió a la legalidad, aunque sus fuerzas eran escasas]. En Baracaldo, por ejemplo, (…) teníamos 15 afiliados al Partido; en la Juventud teníamos 70 u 80 auténticos jóvenes. En Sestao sucedía lo propio, aunque el número de afiliados era mayor. El grueso de los electores que habían depositado su confianza en el Partido en ocasión de un acto político tan importante como las elecciones constituyentes lo componían en su mayor parte obreros que habían pasado por el Partido o por la Juventud y que a través de todas las vicisitudes, se mantenían en una actitud de fidelidad revolucionaria para el Partido. (…)
Como elemento de juicio sobre la mentalidad y preocupaciones de algunos viejos militantes del Partido en esta época, puedo ofrecer el siguiente hecho muy expresivo a mi juicio, para el enfoque de los problemas que teníamos entonces en cuanto a la formación de los comunistas. En mi primer contacto con el Comité de Radio de la zona minera, muy importante por el número de afiliados y porque estaba enclavado e pueblos de influencia comunista, sucedió de la siguiente manera. Abierta la reunión, el secretario que lo era Martín, apodado “Petaca”, empezó preguntando a los asistentes cómo está la cuestión de las pistolas, cuántas balas tenían en depósito, si ya se habían preparado las bombas de que habían hablado. Es decir, el Comité de radio se ocupaba en primer lugar y exclusivamente en aquel caso, por lo que me pude enterar después, de hacer la revisión de los pertrechos de guerra. Este era realmente el trabajo principal del Comité de Radio, además de cobrar las cotizaciones. “Petaca” tenía gran autoridad porque había estado algunos años preso en el penal de Burgos a causa de un hecho donde habían hablado las pistolas. Yo hice las observaciones pertinentes en cuanto al enfoque por parte de Petaca de las actividades del Comité de Radio, que yo como Secretario del Comité Regional no había ido para eso, que eran los problemas del Partido y su labor lo que interesaba examinar, etc.
Ante mis palabras –la reunión se celebraba en un monte- Petaca se levantó y se marchó. Los demás no dijeron nada sobre esta actitud. Pude enterarme de que las ocupaciones más importantes del Comité de Radio eran esas que yo había interrumpido con mi intervención.
Merece la pena prestar alguna atención a las andanzas de Hernández en lo que tiene relación con Vizcaya en este periodo. En el mes de julio de 1931 se presentó allí procedente de Madrid. No nos comunicó nada en cuanto a su misión, si traía misión, ni nos hizo saber ningún encargo de la dirección del Partido, de la cual formaba parte, ni con qué fines u objetivos venía. Para mí esto fue siempre un enigma que no pude aclarar. Si puedo decir que no tenía dinero, pues Gallo, tesorero del Comité Regional se me quejó alguna vez de que Hernández le pedía dinero para sus gastos personales.
Hernández empezó su actuación en Vizcaya en este periodo, convocando a los parados, haciendo discursos incendiarios en reuniones con estos. Lo curioso, por lo menos, es que en esas reuniones se presentaba con anillos muy brillantes en los dedos, con un alfiler de brillantes en la corbata y fundas de botines, lo que producía, como es comprensible, un efecto desastroso. Se dio cuanta y prescindió de presentarse en las reuniones de parados como un marqués cualquiera. Su situación no era clara pues no sabíamos si aún era dirigente nacional del Partido o qué pasaba con él, si pasaba algo, pues de Madrid nunca dijeron nada sobre el particular.
Bajo su influencia e inspiración nos abocamos al hecho siguiente. Para el primero de agosto de 1931, aniversario del desencadenamiento de la primera guerra imperialista, y siguiendo las instrucciones de la dirección del Partido, habíamos organizado una manifestación en Bilbao. Los llamamientos los había hecho Hernández y cuyo tono parecía anunciar la Revolución Mundial para el día de la manifestación. El caso es que nos reunimos cerca del Arenal, lugar designado para hacer la manifestación unos centenares de militantes. Antes de la hora que habíamos marcado para la celebración de la manifestación, la Plaza del Arenal estaba ocupada militarmente por la Guardia Civil.
En contactos con los camaradas, especialmente con los procedentes de la zona minera me enteré de que estos habían venido cargados de bombas y granadas fabricadas por ellos, aparte de las correspondientes pistolas. Al conocer esto y ver la situación que había y la que se crearía si la manifestación se efectuaba, como estaba previsto, reuní al Comité Regional y a Hernández y les dije en tonos enérgicos que debíamos suspender la manifestación, pues de otra manera aquello sería una hecatombe. Nadie dijo nada en contra y al comunicar a los camaradas que la manifestación se suspendía a la vista de la situación, los camaradas de la zona minera protestaron que “si haber (sic) si para eso se les había llamado, que no vendrían más a Bilbao, etc”. Hernández dio un mitin relámpago delante de algunas docenas de personas, en sitio bastante alejado de aquel donde se había previsto la manifestación, sin mayores consecuencias (…)
Lo que había sucedido era muy simple: Hernández, al margen de la dirección regional del Partido, se había puesto de acuerdo con los camaradas, de la zona minera sobre todo, para dar a la manifestación ese carácter, de que de producirse se hubiera transformado, sin ninguna duda, n una verdadera carnicería de comunistas. Las bombas y las granadas estaban destinadas a la fuerza pública, en este caso a la Guardia Civil (...) No puedo pronunciarme de forma categórica sobre los verdaderos motivos de esta y otras acciones de Hernández. Este tenía una formación pistoleril, no se si en Madrid. Bullejos, por ejemplo, le había hecho indicaciones en este sentido, de provocar algo que hiciese mucho ruido, aunque fuese a costa de la vida de muchos comunistas; puede ser que se tratase de valorizarse o de revalorizarse a los ojos de la dirección del Partido con actos de esa naturaleza. Puede ser que se tratase de la obra de un provocador. Son incógnitas que para mí aún quedan en el aire. Si se pude afirmar que en esta línea de conducta Hernández fue consecuente, como lo demuestran los hechos que se sucedieron poco después, acaecidos en la calle Somera de Bilbao.

Fragmentos de las memorias de Vicente Uribe: el PCE y las Juventudes Comunistas en Vizcaya en los años 20 (III)

Vistas algunas cuestiones desde el ángulo histórico en el proceso de formación del Partido en Vizcaya, aparece en el mismo un fenómeno de extremismo en política y de medios y métodos tomados del arsenal anarcosindicalista, de violencia individual para resolver las luchas. En algunos casos esto dejó huellas duraderas en el carácter y comportamiento de los comunistas que se prolongó durante años y dejó muchas huellas de tipo sectario-dogmático en la formación de los militantes y en la comprensión del papel dirigente del Partido.
Aunque el anarcosindicalismo no tenía raigambre en Vizcaya, la aureola con que se rodeaba a los sindicalistas en Barcelona produjo ciertos efectos en algunos grupos de jóvenes comunistas; tras la aureola vino cierta copia de métodos anarcosindicalistas, que aparecía de hecho ante los ojos de algunos como lo más revolucionario; había que ser más revolucionarios que los anarquistas y por cierto que en algunos casos se fue tan lejos como los anarquistas en el empleo de esos métodos. Y también la degeneración de esos grupos, tanto dentro del P. como en su relación exterior. Algunos de parte de lo que se apropiaban y otros empezaron a “trabajar” por su cuenta y alardeaban de sus “hazañas” en los barrios altos de Bilbao que tienen la misma significación que los barrios bajos de Madrid. La mayor parte de ellos no trabajaban o trabajaban muy poco y estaban desligados del grueso de la clase obrera a la que esta clase de hazañas le producían muy mal efecto y no las aprobaban.
(…) El extremismo en política llegaba a estos extremos presenciados por mí: En la Agrupación comunista de Sestao se pasaron varios días discutiendo si aceptaban las condiciones de vida legal del Partido, es decir, las posibilidades de trabajo legal y abierto que se podía realizar durante el régimen monárquico constitucional, porque muchos lo consideraban atentatorio a la dignidad de revolucionario aceptar y aprovecharse de las pocas libertades que concedía la monarquía. No queremos nada concedido por la burguesía, decían, se lo arrancaremos, como si lo poco logrado hasta entonces no fuese también arrancado y logrado después de decenas de años de lucha de la clase obrera y de las fuerzas democráticas españolas (…)
Después de este periodo que señalo hubo una gran huelga de mineros contra la rebaja de los salarios dirigida por los comunistas que no se realizó bajo el signo del frente único [los socialistas emplearon] la violencia de las pistolas contra los delegados del Sindicato minero designada por nosotros. Fue cuando Bullejos resultó herido por las pistolas de los socialistas.
Mis recuerdos es que la fuerza numérica del Partido empezó a disminuir: muchos que se hallaban en él en los primeros momentos lo fueron abandonado [además del aumento de la represión].
A mi regreso del servicio militar, mediados del 26, habían desaparecido las Juventudes Comunistas de Sestao y Baracaldo y más militantes del Partido habían abandonado sus filas. Se procedió a reorganizarlas con gentes nuevas y se logró en breve plazo constituir dos núcleos en cada sitio (…) Una causa o pretexto de la desaparición de las Juventudes fue que para muchos miembros de la Juventud había llegado la hora de casarse y hacerlo, bien porque no pudieran vencer los prejuicios de las interesadas o por otra razón, el caso es que al casarse por la iglesia, cosa que aparecía como una traición, no solo a los ojos de los comunistas, sino también a los ojos de los obreros, que exigían que los comunistas fuesen enteramente fieles a lo que decían defender. El caso es que muchos se desfondaron, paralelamente al hecho matrimonial, incluyendo algunos dirigentes en la escala local que en múltiples ocasiones habían dado grandes muestras de abnegación, entusiasmo y combatividad. Está claro que en las circunstancias de entonces casarse por la Iglesia para un revolucionario aparecía como el acto de un renegado y todo el mundo lo aceptaba así, empezando por el interesado, y perdía toda autoridad personal política.
(…) La fuerza de la Juventud Comunista en España en aquel momento era muy escasa y después de la detención de la dirección de la misma junto con Bullejos, apenas se mantenía relación orgánica con los núcleos que existían.. Aparate Vizcaya y Asturias que no querían saber nada con la dirección, había algunos grupos diseminados. Del Barrio fue el secretario hasta que apareció Etelvino Vega, nombrado secretario por equivocación en el nombre, pues quien preveían los de arriba era Carlos Vega, su hermano, para el citado cargo. El caso es que lo más importante de la labor de Del Barrio como Secretario fue desarrollar la idea de la liquidación de la Juventud Comunista, decía que para hacer la Revolución no hace falta organización independiente de la Juventud; los bolcheviques habían hecho la revolución sin tener organización juvenil. Así, para Del Barrio, las dificultades de entonces (…) se resolvían simplemente liquidando la organización. Ignoro si Trilla participaba de esa opinión, sí puedo afirmar que Del Barrio comunicó a la IJL sus “geniales ideas”, donde tuvo la acogida merecida. Trilla debió haber acudido al V Congreso de la IC en 1928, pero se escabulló y mandó a Del Barrio.
En este periodo el reformismo del Partido Socialista tomó el camino más abierto y descarado de colaboración de clases y colaboración política con la dictadura de Primo de Rivera. En el plano local, en las asambleas del sindicato UGT, los jefecillos locales declaraban abiertamente con todo cinismo “la lucha de clases ha terminado”, “ha empezado la era de la colaboración de clases para la realización del socialismo”. En el aspecto práctico inmediato, los dirigentes locales se convertían en auxiliares directos de la policía contra los comunistas. Los comunistas más destacados y conocidos y, por lo tanto, de mayor autoridad personal entre los obreros, habían sido expulsados de la UGT con el pretexto de que luchaban contra la dirección del Sindicato. Pero no se limitaba a esto la acción de los dirigentillos socialistas. Yo he estado presente en asambleas del sindicato metalúrgico en Baracaldo y Sestao, donde esos individuos denunciaban a los comunistas, pronunciando sus nombres y apellidos, que repartían materia clandestino del Partido en las fábricas (…) Resultado de esas “hazañas” fue que algunos comunistas, miembros del sindicato, fueron a parar a la cárcel, la policía estaba presente en las asambleas y tomaba buena nota de los nombres de los comunistas denominados, aparte de que no se pueda excluir que por otros conductos menos abiertos ya se lo hicieran saber.
(…) En este periodo encontrábamos bastante apoyo en los obreros influidos por las ideas del nacionalismo vasco, especialmente en el aspecto solidario (…) Nuestra defensa de los derechos nacionales vascos creaba un clima de cierta confianza política entre ellos y nosotros.
(…) Formado el grupo juvenil en Baracaldo, buscábamos miembros y cuando ya estaban “maduros” les proponíamos matar al jefe de la guardia municipal que era el tipo más odiado del pueblo. Si aceptaban entraban en la Juventud, si no dábamos largas al asunto y estudiábamos sus características de supuesta valentía. En este aspecto el sectarismo tomaba sus modalidades más extensas y creábamos una idea falsa del partido, de la Juventud y de los comunistas. No hace falta extenderse sobre su repercusión en cuanto al reclutamiento que era muy escaso. Por otra parte éramos adversarios de lo métodos de violencia individual, no teníamos ninguna simpatía por las formas de actuación e inquietudes de la mayor parte de los jóvenes de Bilbao, por ejemplo. La dirección de estos, ya capitaneados por Hernández, nos trataba de oportunistas porque no nos dejábamos llevar por sus métodos. Al proceder a poner las condiciones antedichas queríamos poner a prueba a través de propuestas extravagantes y falsas, si ya estaban duros y dispuestos a todo por la Juventud Comunista. Todo favorecía tales prácticas perniciosas y deformadoras del carácter del P. y de la juventud.
(…) Después del 23 abundó el trabajo. Las fábricas estaban en plena actividad y expansión (…) La industria mecánica, las grandes fábricas de construcciones navales y las dedicadas al material ferroviario trabajaban con gran intensidad y absorbían nueva mano de obra (…) Los salarios rebajados en 1922 recuperaron una parte en 1923, con la huelga ya señalada y de hecho para núcleos considerables de obreros, sobre todo los de mayor calificación, los salarios eran mayores que en 1922 antes de la rebaja. (…) Se trabajaba bastante a destajo, los patronos lograban grandes beneficios con la intensificación de la producción y algunas categorías de obreros sacaban salarios suplementarios que en ciertos casos llegaban hasta el 100% (…) Nuestros débiles intentos contra los destajos, exponiendo cómo esto representaba una superexplotación y que la clase obrera lo pagaría más adelante, no encontraban eco. Ante la ventaja inmediata los obreros, aunque reconocían que quizás teníamos razón, cedían por encima de cualquier otra consideración.
Solo una pequeña minoría de obreros se ocupaba de política y estaban atentos a las vicisitudes de la vida del país (…) Algunos nos llamaban pelmas porque, según ellos, no había llegado aún la hora de ocuparse de política, esto era sobre todo en la juventud. Aunque estos mismos en las fábricas en las cuestiones de trabajo, solidaridad y conflictos mantenían una buena actitud de clase.

Fragmentos de las memorias de Vicente Uribe: el PCE y las Juventudes Comunistas en Vizcaya en los años 20 (II)

El auge del movimiento obrero y democrático en Vizcaya, paralelo al del resto del país pasó por distintas etapas. Hasta el 22 y principios del 23 existía la firme convicción de la caída de la monarquía y sus sustitución por un régimen republicano (...) Las corrientes políticas fundamentales eran comunistas, socialistas, republicanos y nacionalistas vascos que en aquellos tiempos no se proclamaban republicanos; eran antimonárquicos, antirrepublicanos, antisocialistas, antidemócratas, no se titulaban anticomunistas, aunque nos incluían en lo que ellos llamaban “esas rojas muchedumbres extranjeras”. Era una fuerza mezcla de carlismo-separatismo-vasquismo que se apoyaba fundamentalmente en la zona rural de la margen derecha del Nervión, el antiguo bastión del carlismo y alguna influencia en capas de la clase obrera.
La huelga del 22 de los metalúrgicos, que duró casi tres meses, fue en ocasión en que la clase obrera metalúrgica debió hacer frente a una lucha defensiva de su nivel de vida contrariamente a lo sucedido anteriormente a partir del 16-17 (...) Como es sabido, hasta entonces la clase obrera arrancaba mejoras casi sin lucha, me refiero a la lucha huelguística. Bastaba con las peticiones unánimes de los obreros y su actitud resuelta para obtener mejoras para que los patronos cedieran ante las demandas obreras. No podían resistir el empuje de los obreros, su organización y su espíritu combativo; podían ceder ante las reivindicaciones obreras porque durante el periodo de la primera guerra imperialista e inmediatamente después, obtuvieron ganancias fabulosas. En el 22, los patronos presentaron su “reivindicación” de disminuir los salarios de los metalúrgicos en el 12 por ciento (...) El Partido ya defendía la táctica del Frente Único, la unidad de acción de los obreros sin distinción de tendencias para la lucha por la defensa de las reivindicaciones económicas y políticas de la clase obrera.
La clase capitalista de Vizcaya aprovechó la mejor coyuntura (...) para desencadenar su ofensiva contra los salarios obreros. La crisis mundial de sobreproducción hacía estragos y la industria sidero-metalúrgica ya no tenía los pedidos mundiales que habían sido fuente principal de sus ingresos y beneficios. Aunque la industria pesada española era raquítica en comparación con otros países capitalistas, el mercado interior en aquel periodo más raquítico todavía.
(…) La política de Frente Único, defendida y preconizada por el partido, fue acogida con gran entusiasmo por lo obreros y toda la huelga transcurrió sobre la base de este principio táctico fundamental de unidad de acción obrera (…) En el comité de huelga participaban comunistas, socialistas y sindicalistas, aunque estos tenían muy poca influencia entre los obreros de Vizcaya. En el comité de huelga tenían mayoría comunistas y sindicalistas, partidarios de la resistencia a ultranza y de no ceder en ningún caso. Los socialistas eran ya partidarios de acomodarse, de ceder, pero ese no era el estado de ánimo de la clase obrera, no podían, como hicieron después con los mineros, oponerse abiertamente a la lucha contra la ofensiva de los patronos, bajo el lema miserable y capitulador de “repartamos la miseria”.
Una característica de la huelga, además de la unidad de los obreros, fue su carácter completamente pacífico. No hubo ningún incidente que yo recuerde. Se realizaban las asambleas obreras en las plazas públicas donde el comité de huelga daba cuenta de su gestión y las asambleas se pronunciaban sobre ella y sobre la conducta a seguir.
La solidaridad de las otras capas de la población fue formidable. Pescadores y aldeanos entregaban parte de sus mercancías gratuitamente a los huelguistas. Los comerciantes daban artículos imprescindibles a crédito hasta que prácticamente para muchos de ellos se agotaron sus recursos. Visto desde lejos, la más formidable huelga que registran los anales de Vizcaya a mi entender adoleció de un defecto, es decir, quedó encerrada en un solo marco, el carecer apacible, pacífico, tranquilo, quizás demasiado tranquilo. No había esquiroles, por lo tanto no había lucha contra ellos. La huelga se eternizaba, no se le veía el fin, el hambre empezaba a hacer sentir sus garras en los hogares obreros, se acababan los recursos de todos. Se veía claro el propósito de los patronos de vencer por hambre a los obreros. Sin pretender que el recurso a la violencia fuera una forma de resolver el dilema que planteaba la situación creada por la actitud de los grandes capitalistas, sí me parece que desde el punto de vista de la táctica de la lucha, cuando ha transcurrido un cierto espacio de tiempo, debe enfocar el hacer su frente con más medios que la resistencia pacífica, como se desarrolló en estas circunstancias. Buscar más medios de presión sobre los capitalistas cuando todavía hay posibilidad me parece una necesidad. Por ejemplo, se pudo haber puesto en práctica un medio de acción como el siguiente: concentrar todos los huelguistas en Bilbao, en son de advertencia y amenaza, marchar por la capital los miles de huelguistas, cosa que en otras ocasiones se había hecho con los mineros, hubiera sido útil (…)
Vino luego el problema de cómo terminar la huelga. Llegó un momento en el que apareció claro que la huelga no podía continuar, la capacidad de resistencia tocaba su fin. Ya no había qué comer y en los hogares obreros faltaba de todo.
Los representantes del Partido y los sindicalistas, mayoría del Comité de huelga, cuando llegó la hora de negociar sobre la base de aceptar una rebaja en los salarios, única forma que apareció entonces como medio de poner fin a una huelga que se hacía insostenible, se retiraron del Comité y cedieron el puesto a los socialistas. Así finalizó la huelga con una rebaja del 8% en los salarios en vez del 12% que se proponían los patronos. De esta manera, los comunistas, buenos dirigentes en la lucha y animadores de ella, no encontraban el camino más apropiado para poner fin a un conflicto que no podía continuar porque los obreros no podían más (…) En este caso me parece que los comunistas hubieran procedido mejor continuando al frente de la huelga y saber terminarla lo mejor posible cuando ya aparece como imposible continuar por el agotamiento de los obreros.
Pero no procedieron así, sino que se retiraron (…) porque se mantenían en el principio de todo o nada (…) Los comunistas no estaban preparados ni mental ni sicológicamente para negociar el fin de una lucha huelguística imponente que no terminaba con la victoria de los obreros. Es probable que ya en este caso tratasen de imponer esa línea de conducta al Comité Regional del Partido y a los dirigentes de la huelga los grupos de pistoleros formados por algunos jóvenes comunistas de Bilbao y algunos otros, capitaneados y estimulados por Bullejos que en diversas ocasiones, según he oído contar a Carro, trataron, por la violencia, de imponer su voluntad al Comité Regional del Partido. El caso es que el extremismo más extremo era el considerado como el más revolucionario (…) Negociar aparecía como una traición, hacer como los socialistas, y esto por nada del mundo se podía hacer entonces (…) La propuesta de solución de la huelga con la rebaja del 8% fue sometida a referéndum de los obreros que fue aprobada por mayoría, aunque un fuerte contingente, influido por el Partido, votó por proseguir la huelga.

Fragmentos de las memorias de Vicente Uribe: el PCE y las Juventudes Comunistas en Vizcaya en los años 20 (I)

En este periodo ocupaba la dirección del Partido el núcleo a cuyo frente se encontraba Bullejos, con residencia en Bilbao, con Trilla, Adame, Arrarás, Arroyo en Madrid, creo que también Silva y alguno más (…) En torno a la Asamblea consultiva convocada por Primo de Rivera para septiembre de 1927, el Partido hizo en Vizcaya cierta propaganda y agitación contra ella, e invitando a las masas a la huelga general política contra la misma [Aunque con simpatía, la mayor parte de las masas obreras se abstuvieron de participar]. El influjo reformista (...) se hacía sentir pues una parte considerable del Partido Socialista era partidaria de participar en la Asamblea Consultiva (...) Saborit dio una tourné de propaganda por Vizcaya a cuyos actos acudía un gran contingente de obreros (...)
La dirección Bullejos presentó la orden de huelga para el día de convocatoria de la Asamblea Consultiva, como coronada por el éxito [Sin embargo] en las grandes fábricas no hubo paro, hicimos huelgas algunos pocos, no todos los comunistas y algunos simpatizantes, más por seguir las indicaciones del Partido que por otra cosa, pues como digo no había ambiente para huelga. El estado de ánimo de los obreros, que en general se mantenía en las fábricas en espíritu de unidad en cuanto tocaba a los intereses inmediatos, en reclamaciones por la defensa de derechos, paros, etc. No alcanzaba el nivel político que requería el desencadenamiento de una huelga general política. En Bilbao hubo algún paro o perturbación en el transporte (tranvías) debido principalmente a la actuación de algunos grupos de jóvenes, viejos seguidores de la escuela bullejista, es decir, empleando la violencia como recurso principal para el logro de aquellos proyectos (...)
En lo que podríamos llamar trabajo preparativo para la huelga contra la Asamblea Consultiva, los problemas de organización de la misma (...) no estaban previstos y en todo caso no se realizó ninguna labor en este sentido. Algunos comunistas en las grandes fábricas eran contrarios a la huelga, no por el sentido que la inspiraba, sino porque según ellos podría acarrear trastornos a la organización del Partido que ya en aquel periodo se había logrado implantar en las grandes fábricas. Entre estos comunistas tener algunas organizaciones en las fábricas y funcionar normalmente en el aspecto interno, realizar alguna labor de solidaridad, estar presente en las acciones reivindicativas económicas y por cuestiones de trabajo, era el máximo de lo que se podía aspirar en la acción del Partido. La lucha política abierta en las condiciones de clandestinidad contra Primo de Rivera la consideraban peligrosa, y lo era, para el Partido y, por lo tanto, según su criterio no debía emprenderse en aquellas circunstancias. La escasa labor realizada para seguir las indicaciones del Partido y los resultados prácticamente nulos en cuanto a acción, tiene también algo que ver con esa actitud de algunos comunistas.
Claro que no se puede perder de vista la Juventud del Partido, aunque los que sostenían esas tesis eran gentes de edad y viejos militantes obreros (...) la comprensión del papel del Partido en la acción política como guía, orientador y organizador de las masas, estaba aún muy lejos de ser comprendido por los militantes del Partido.
El número de afiliados al Partido en 1927-28 en Vizcaya era de unos 150, el de la Juventud de menos de 100. En las fábricas Altos Hornos, Bunko, Naval, La Vizcaína teníamos células de alrededor de 15 militantes en cada una de ellas. La casi totalidad de estos militantes del Partido estaban en él desde el momento de su fundación, que se organizaron en las fábricas, cuando se empezó a implantar el sistema de organización por lugares de trabajo, establecido poco antes del periodo a que nos referimos en este escrito (…)
Poco tiempo después llegó Trilla. Al parecer llegaba directamente de París, quien con Arrarás formaba el núcleo de dirección residente en Bilbao. Para este tiempo estaba suspendida “La Antorcha” y no aparecía ninguna publicación del Partido. Antes de este periodo salieron algunos números legales del “Joven Obrero”, editado en Bilbao, que fue suspendido por la policía.
Algunas características de Trilla pueden ser esclarecidas por el siguiente hecho. Antes de llegar éste me designaron miembro de la dirección de la Juventud, en compañía del Buró que residía en Barcelona. Yo no tenía ni la preparación, ni el conocimiento, ni experiencia para poder tratar de cuestiones importantes con organizaciones del Partido (...) Pero al hombre no se le ocurrió otra cosa a fines de 1927 que enviarme a Asturias para que me informaran de la situación y procurara estar en el más íntimo contacto con la dirección del Partido. Llegué a Oviedo, me presenté en los lugares apropiados y establecí el contacto con el Comité Regional, tres de los cuales se entrevistaron conmigo. Entonces este comité residía en Turón. Trilla no me dio ninguna credencial ni signo de reconocimiento, decía que al llegar por el canal indicado bastaba para el reconocimiento. Yo no me fié y me hice una credencial como miembro de la dirección de la Juventud y como entonces estaba yo solo, me firmé la credencial hecha por mí mismo y acreditando mi persona.
Establecido el contacto con los camaradas miembros del Comité Regional de Asturias, estos me llevaron en plena noche al monte Naranco. Allí me acribillaron a preguntas, empezando por pedirme la credencial que acreditaba mi personalidad y el carácter de enviado de la dirección del Partido. Les entregué la hecha por mí, me dijeron quién es Mario el firmante de la misma, les dije, un camarada de la dirección de la Juventud. Después de unas horas me dicen, te hemos traído aquí al monte Naranco en plena noche porque teníamos sospechas y si se hubieran confirmado te hubiéramos liquidado aquí mismo, el término que emplearon sin tapujos fue “te matamos”. Vuélvete a Vizcaya, no te decimos nada del Partido y dile a Trilla que venga él, que tenemos muchas cosas que arreglar. De todo esto deduje, y luego después se confirmó, que entre Trilla y los camaradas de Asturias había serias divergencias y de hecho es muy probable que no reconocieran plenamente a la dirección del Partido de entonces (...) Mi recuerdo es que en Asturias había más de 200 afiliados al P. (...) Poco después de esto apareció Adame por Bilbao, creo que residía en Barcelona donde su conducta personal fue origen de escándalos y serios conflictos. Al poco tiempo fue detenido (...) No transcurrieron muchas semanas cuando Trilla fue a su vez detenido porque tampoco tomó las necesarias precauciones. Este destinaba la mayor parte de su conversación conmigo y otros a hablar de sus aventuras amorosas en París y de los líos de faldas en que estaba cayendo en Bilbao (...)

Documentos del Movimiento por la IIIª República (1959-1964)

Documentos del Movimiento por la IIIª República (1959-1964)

MENSAJE DEL GENERAL ALBERTO BAYO A TODOS LOS ESPAÑOLES

A todos los compatriotas y amigos, partidos políticos, agrupaciones sindicales y
organizaciones de lucha antifranquista envío un saludo fraternal acompañado de un
mensaje lleno de fe y de esperanza por intermedio de la Convención de Caracas.
Veinte años de exilio con un balance negativo es el resultado trágico de la emigración política española enquistada en mantener errores y falsas posiciones de lucha contra la más odiosa de las tiranías que ha conocido la humanidad: la franquista, con toda su secuela de ladrones y asesinos.
Ha llegado la hora de la lucha sagrada por la liberación de nuestra patria, lucha que establezca la III República sobre bases de auténtica estructuración democrática y
revolucionaria que cree nuevas formas de vida en lo político, en lo económico y en lo social.
España es una realidad política de amplios horizontes donde cada español de la clase que sea tiene un papel histórico a jugar. La solución del problema español no es patrimonio de un determinado partido político, es obra de todos los españoles para un fin determinado, claro y definido. A cada español, encuadrado donde sea, con tal que se sienta antifranquista, se le presenta el dilema de ser o no ser. Cada español tiene una responsabilidad y un deber que cumplir sentirse español y pensar en español.
Amigos de distintos países donde la libertad es realidad nos estimulan con su lucha libertadora y nos exigen que nos unamos. No defraudemos este aliento y pensemos en nuestro martirizado pueblo abandonado a la buena de Dios por politicastros sin conciencia. Aceptemos el ejemplo magnifico de Venezuela y Cuba donde la UNIÓN del pueblo permitió crear el arma de lucha capaz de enfrentarse y vencer a dos regímenes despóticos.
Os repito que ha llegado la hora suprema de mirar hada España y aceptar deberes
sagrados. El que busque su puesto en la lucha lo encontrará: otros ya están luchando y
todos van a hacer falta. Cada uno en el sitio que la lucha lo sitúe, según sus condiciones.
Franco y su sistema se tambalean por descomposición interna. Las sombras de sus
crímenes no los dejan vivir en paz, les persiguen y les atormentan, Unámonos a esas
sombras actuando como tales y asestando golpe tras golpe hasta que los aniquilemos. Esta obra gloriosa de liberación está emprendida. Únete a ella sin vacilar, ocupa tu puesto y cumple con tu deber. El esfuerzo unido de los españoles cambiará muy pronto la situación de España y de Europa implantando un mejor vivir de los pueblos donde la Libertad, la Paz y la Justicia sea la Ley para todo ser humano.
NADIE TE PARA NADA SI TU NO LUCHAS PARA CONQUISTARLO ¡ADELANTE!
En La Habana. Cuba, abril de 1959.
Cuartel General de la Libertad
Firmado: General Alberto Bayo
Suplemento del no 45 de "Acción Socialista", París, 1959.
....................................................................................
CONSEJO DE GOBIERNO DE LA IIIª REPÚBLICA ESPAÑOLA
EJÉRCITO REPUBLICANO
FUERZAS ARMADAS ESTADO MAYOR
P R O C L A M ACIÓN
JUAN PEREA CAPULINO, Presidente del Consejo de Gobierno de la 3e República Española
HACE SABER A TODOS LOS ESPAÑOLES
1°) Que el ejercito bajo su mando cumple la etapa "indispensable" de" reorganización y de preparation al interior y al exterior de España; restructurando conformemente a la necesidades actuales de la lucha contra la tiranía que subyuga nuestra patria, con la incorporación y el encuadramiento de hombres de nuevas generaciones que afluyen hacia nuestras filas, impulsados por el ardor y el entusiasmo, el espíritu combativo y la fe en la justicia de nuestra causa y en la victoria; ella empezará en el tiempo mas breve posible el periodo de la guerra activa implacable y permanente por la liberacion de los pueblos de España, esta no tendrá fin hasta el momento que venzamos y aniquilemos los traidores rebeldes; ella volverá a España la plaza de las naciones las más prosperas y las más civilizadas del mundo, como pais libre independiente y soberano.
2°) El ejercito republicano que tan heroicamente ha combatido durante los primeros tres anos de guerra civil, provocada por los militares desleales asociados a los plutócratas insaciables, el clero ultramundano y los aliados fascistas de todas las tendencias no a jamas capitulado ni pactado con el enemigo, elle sigue en estado de guerra y continua a estar bajo mi mando una organización militar surgida de la más puras entrañas del pueblo; reforzada en permanencia y hoy más que nunca por las nuevas promociones de comandantes jóvenes; una organización militar donde todos los generales, jefes, officiales, soldados sin ninguana excepción tienen como meta única y exclusiva el incrementar el bienestar y la prosperidad de España organizada politicamente como una República Federal Democrática y Socialista, sin admitir paliativos ni medias medidas de ninguna indole garantizando a si las libertades publicas, los derechos de las mayorias y minorías la paz el trabajo y el respeto a todos los habitantes.
3°) En consecuencia yo recuerdo a los españoles que en espera de que otras disposiciones legales sean promulgadas el Estado de Guerra es latente especialmente por los efectos siguientes:
a) Todos los españoles que la edad varie entre los 18 y 55 anos no importa el sexo, estado, profession y domicilio deben considerarse mobilizados en puestos y actividades que ellos ocupan normalmente en este momento pero siempre atentivos y prestos a obedecer a lo que decidirán el Consejo de Gobierno de la 3e. República Española y el Estado Mayor del ejercito bajo mis ordenes.
b) Todos los españoles de no importa, la edad sexo profesión estado y domicilio siguen bajo el código de las leyes penales republicanas en vigor en enero de 1939 y específicamente sobre “represión y espionaje” halta traiccion, desmoralización y siempre y en todo caso dentro del codigo de la juticia militar. 4°) - Que los consejeros de Justicia y del Interior y el Genera! jefe de mi estado Mayor son encargados de .estudiar y de preparar las disposiciones legales necesarias y adecuadas para que una vez la primera partida del territorio nacional reconquistado ellos establez can immediatamente con toda la fuerza en vigor el orden jurídico abolido por la infame rebelión del 36.
5°) Que el servicio de investigación y sequridad militar y los diversos organismos policiacos que funcionan ya dependiendo del Consejo de Gobierno y del Estado Mayor General presten toda la actividad por asegurar e! mejor cumplimiento de lo que es previsto en los pagrafos a)-b) del articulo 3 de esta proclamación, a fin que ellos puedan con las mas grande diligencia y eficacia descuvrir y exterminar los espias los saboteadores demoralizadores y traidores que emboscados en las filas del pueblo en armas, pretendan impedir nuestra gran misión histórica. A si los servicios mencionados han decidido de establecer con diligencia y rapidez las fichas de aquellos que al servicio de la dictadura fascista operan contra el pueblo como igualmente las policías secretas, que en uniforme guardias civiles, armada, fuerzas especiales contra guerrileros; en los tribunales militares y civiles las casas de arresto, prisiones, etc. etc...delitos por los cuales serán indubitablemente juzgados cuando llegue la hora.
Esta proclamación será imprimida publicada y difudidas con toda la amplitud a fin de qué ninguno ignore el contenido.
ALGER 5 ENERO 1964
GENERAL JUAN .PEREA
Presidente del Consejo de Gobierno de la 3e República Española
Commandante general del ejercito Republicano Español.

(NOTA: Transcripción literal, incluyendo erratas)."