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Estudios sobre la historia del movimiento comunista en España

Repatriación de los restos de José Díaz

Agencia EFE-Tiflis(Georgia). Por Misha Vignanski - 25 abril 2004

La televisión georgiana emitió esta noche un documental sobre José Díaz, el secretario general del Partido Comunista de España (PCE) que se suicidó en Tiflis en 1942 y cuyos restos aún esperan ser repatriados a su Sevilla natal.
"El sevillano olvidado" es el título de la cinta, rodada por el cineasta georgiano Alexandr Eliasashvili, quien indagó durante dos años en los recién desclasificados archivos georgianos y rusos del Politburó de la URSS, la Internacional Comunista y el KGB.
El documentalista, de 26 años, explica en una entrevista con EFE que se interesó por la figura de José Díaz en 2002, cuando tropezó por casualidad en el cementerio Veri de Tiflis con una perdida tumba cubierta de hojarasca con una inscripción en español en la lápida.
"Aquí yace José Díaz, dirigente del Partido Comunista de España y del Movimiento Obrero Internacional", rezaba la inscripción, que lo movió a estudiar todo lo que pudo hallar sobre este personaje en los manuales soviéticos y, después, a continuar la búsqueda en los archivos comunistas de Krasnogorsk, ciudad satélite de Moscú.
"Todas esas carpetas sólo fueron desclasificadas en la década de 1990", dice el cineasta y subraya que los documentos desmienten el mito de que Díaz haya sido eliminado por supuestas discrepancias con Stalin en el curso de las purgas y represiones en la URSS.
Según Elisashvili, Díaz padecía una grave enfermedad y, en un ataque de dolor, se suicidó el 19 de marzo de 1942, a los 47 años, arrojándose por la ventana de la quinta planta del céntrico hotel "Tiflis", donde residió durante siete meses con su esposa y la hija.
"Una semana justo antes de su muerte, Díaz escribió a Stalin y a su compañera de la dirección del PCE, Dolores Ibárruri, que sus días estaban contados porque padecía un cáncer gástrico terminal; las cartas aún se guardan en los archivos", señala el cineasta.
Añade que, todavía durante la Guerra Civil española de 1936-39, Stalin había enviado en secreto a Madrid a su médico personal, quien revisó a Díaz y dictaminó que debía ser operado.
Poco tiempo antes de la caída de Madrid el 28 de marzo de 1939, el secretario general del PCE fue trasladado a Leningrado y sometido a una intervención quirúrgica que prolongó por tres años su vida.
El 22 de junio de 1941 el Ejército nazi invadió la URSS y, a medida que se adentraba en territorio soviético, Díaz se trasladaba de Moscú a la ciudad de Ufá, en el Volga, después a Sochi, balneario en el mar Negro, y finalmente a Tiflis, la capital de la república transcaucásica de Georgia, adonde llegó en otoño del mismo año.
Muy debilitado por la enfermedad, durante los últimos meses de su vida pasa en Tiflis intensos tratamientos, siendo atendido por los mejores médicos georgianos que amablemente pone a su servicio el entonces líder comunista de la república, Kandid Charkviani, pero nadie puede contra el cáncer.
"En los archivos del KGB georgiano se conserva una filmación de doce minutos de aquel funeral, donde interviene Dolores Ibárruri y promete que llegará el día cuando el agradecido pueblo de España repatriará los restos de José Díaz. Pero aún no fue posible", señala el documentalista.
La Pasionaria vuelve a Tiflis en 1960 "para inaugurar un monumento al emblemático comunista español", pero pasarán otros 30 años -que incluirán la transición española y la "perestroika" soviética- hasta que la repatriación de los restos de José Díaz parecerá empezar a hacerse realidad.
El 21 de marzo de 1991, la agencia oficial soviética TASS anunció que el monumento de bronce de José Díaz acababa de ser desmontado para ser reinstalado en Sevilla, adonde debían ser repatriados sus restos a petición del Partido Comunista andaluz y los familiares.
Pero el proyecto se vio paralizado por el caos que acompañó la desintegración de la URSS y el auge nacionalista en Georgia, que desembocó en varias guerras civiles.
"Todo quedó relegado a mejores tiempos. Tal vez la aparición de mi película hará recordar a este legendario personaje en España y en su patria chica, Sevilla", concluye el cineasta georgiano.
La tumba de José Díaz se encuentra en un "sector privilegiado" (si cabe) del cementerio Veri de Tiflis, cerca de la iglesia local.
Permanecía totalmente olvidada -ni siquiera la podían encontrar inmigrantes españoles que la visitaban en años anteriores-, pero el interés de Elisashvili al menos hizo a los empleados del camposanto limpiar la tumba y cercarla con una discreta valla.

Comentario: Hay algunas inexactitudes en el texto de EFE. José Díaz no fue trasladado a Leningrado para ser operado "poco tiempo antes de la caída de Madrid el 28 de marzo de 1939": el secretario general del PCE salió de España en 1938 para ser tratado de su enfermedad en la URSS. Por ello no fue testigo personal de los acontecimientos del periodo que va de la batalla del Ebro y la caída de Cataluña hasta el golpe de Casado. Y por ello mismo se obstinó, una vez acabada la guerra, en recabar de los demás integrantes de la dirección -y de un sinfín de cuadros medios y militantes- su versión acerca de la actitud del partido durante el último año de la guerra y, en particular, sus semanas finales. Y, como ya apuntaban, entre otros, Tagüeña, Hernández, Castro... su opinión sobre el comportamiento de la mayoría del Buró Político fue enormemente crítica: hay una copia del informe presentado por la dirección bajo el título "Nuestra guerra y la actuación del Partido", acotado en los márgenes de puño y letra por el propio Díaz, donde no se ahorran acerbos comentarios hacia la mayoría del BP.

La desolación por la pérdida de la guerra, por la actitud confusa e ineficaz del partido durante la derrota, unido a la devastadora experiencia del exilio en la URSS para la colonia española, debieron ser factores que, coaligados a su irreversible enfermedad, contribuyeron a su suicidio en 1942. Pero ya hacía tiempo que apenas se contaba con él como dirigente político. Su nombramiento como responsable de la Komintern para los asuntos de Latinoamérica y la India apenas era algo simbólico; por el contrario, bajo el pretexto de su enfermedad se le mantuvo alejado de los principales centros de decisión, tanto de Moscú, en principio, como posteriormente de Ufa -adonde se trasladó el aparato de la Komintern tras la invasión nazi- o de Kuibishev -donde se instalaron el gobierno soviético y el PCUS-.

Sería interesante saber si entre esos papeles desclasificados que cita el cineasta se encuentra el tan traido y llevado testamento político de Díaz, que según pensaban muchos, no era excesivamente complaciente con Dolores Ibárruri.

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